martes, 4 de agosto de 2015

¿Nos tomamos un café en el Bulevar?

Ha pasado bastante tiempo desde mi última visita. Más de un año creo recordar.

Pero hoy me he levantado algo melancólica, pero no con esa melancolía que provoca tristeza, sino la que te hace recordar aquellas cosas bonitas del pasado, y que automáticamente te despierta la añoranza y las ganas de volver a los "tiempos mejores".


Pero, como no es posible, ¿qué mejor que devolver lo bueno a tu vida en un centrifugado con el presente?

Y una de esas cosas buenas es este blog, que aunque nunca lo cuidé lo suficiente, tal vez éste es el momento.

Tal vez no he vuelto antes porque no tenía interesante que contar. Tal vez fue desgana, o no querer compartir lo que me estaba pasando. ¿Qué se yo? El caso es que ahora estoy aquí de vuelta, y nunca es tarde si la dicha es buena.

Creo que nunca he contado por qué decidí poner este nombre a mi blog. Aunque podría inventar miles de historias apasionantes, lo cierto es que fueron las horas perdidas en mi adolescencia, allá por el año 2004, en las que tirada en la cama escuchando la radio con los ojos cerrados, tratando de teletransportarme a paraísos exóticos, lo que hizo que escuchara una y otra vez aquella canción de Green Day: Boulevard of Broken Dreams.

Adoraba aquella canción. El volumen se disparaba cuando sonaba y mis oídos, algo agotados, retumbaban.

La historia no tiene mucha pompa, aunque sí algo de circunstancia. Sin embargo, podría ocupar varios minutos explicando qué se me antoja a mí con este Bulevar de los "Sueños Rotos".

Se trata de un bar.  Un café para ser exactos. Uno de esos algo bohemio. Hace esquina y todo el mobiliario es de madera. Hay muchas flores decorando cada rincón de una amplia terraza que el sol visita cada atardecer. No se si he soñado con ese lugar o lo he visto en alguna fotografía (uno termina confundiendo fantasía y realidad).

Pero bueno, si necesitas hacerte una idea, podría decirte que se asemeja a muchos cafés que te encuentras en un cruce de calles en París, la capital francesa.

Resulta que adoro estos lugares que desprenden encanto por los cuatro costados. No solo por cómo son, sino por la gente que los frecuenta: gente interesante, viajera, curiosa... gente que sonríe mucho y acaba entrando en metamorfosis con el lugar. Vamos, gente que irradia energía "de la buena".

También hay gente triste (que no negativa), pero acude a este lugar a desprenderse de sus "sueños rotos" para salir con unos brotes nuevos que le lleven a cultivar un camino diferente.

Este es mi pequeño bulevar, que aunque parezca triste, es justo todo lo contrario.

Como París está muy lejos he de buscar la forma de viajar en la distancia. Este blog es esa ventana a través de la que se cuela el olor a café recién hecho y a tostadas que está saboreando una joven con la cabeza llena de grandes ideas en la terraza de mi idílico bar.

Yo lo huelo desde aquí, y eso que estoy a más de 1.000 km de distancia de ella. Pero no importa, ¿compartimos ese café?

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Cuando crezcas, descubrirás que ya defendiste mentiras, te engañaste a ti mismo o sufriste por tonterías. Si eres un buen guerrero, no te culparás por ello, pero tampoco dejarás que tus errores se repitan.