La noche de fin de año/Paula Pardo
La fórmula de entrelazar muchas historias diferentes parece que triunfa en Hollywood. Con esta, ya son tres las películas que han utilizado dicha técnica en su argumento. La primera que innovó fue Love Actually (2003). Luego, en 2010, Historias de San Valentín repitió estilo y ahora, el mismo director de ésta última, vuelve con La noche de Fin de año.
Las tres películas tienen además en común un reparto de lujo. No hay un protagonista central, sino muchas historias diferentes con un peso similar en el film. Y en todas ellas hay al menos un actor de renombre, lo que en conjunto reúne en una sola película a siete u ocho actores muy conocidos.
Sin embargo, en este caso, parece que éste es el único atractivo de la película. Mientras que Love Actually fue cautivadora y más allá de un buen cartel, logró emocionar al público con la trama perfectamente cohesionada, parece que Garry Marshall no acaba de acertar en este estilo y ni Historias de San Valentín ni su secuela acaban de encajar en el género. Aunque a ratos son entretenidas, ambas películas carecen de la magia que suscitó Love Actually. Los personajes no están tan bien cohesionados y hay momentos en los que agradecerías tener un bloc de notas para anotar el papel de cada uno porque se hace verdaderamente complicado seguir las distintas historias. Además, la originalidad brilla por su ausencia en las diferentes situaciones que podríamos tachar de demasiado tópicas. Tal vez por esto, la película no eclipsa al espectador, que experimenta cierta frialdad hacia las distintas historias sin llegar a emocionarse en ningún momento.
Como punto a favor de La Noche de Fin de año subrayaría el escenario neoyorquino que parece ser el único elemento del film que realmente une las diferentes historias. Para los de lágrima fácil, hay varias escenas de la película (escasas) que gozan de mejor guión que el resto, con diálogos más profundos que pueden llegar a emocionar.
La película no está mal para acudir en familia al cine en las vacaciones navideñas, ya que además, todo el film transcurre alrededor de la noche de fin de año, tal como su título indica. Contagia cierto sentimiento de euforia ante el fin de un ciclo, de un año, y esperanzas de cambio y de nuevos proyectos de cara al próximo. Si alguien espera más, que cambie de película.
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